La Diablada de PíllaroUn ícono turístico nacional
Entre el 1 y el 6 de enero de cada año, en Píllaro, en el
norte de la provincia de Tungurahua, miles de diablillos se toman las calles
del cantón para bailar en la Diablada, una festividad que reúne a todo el
pueblo. Cualquier persona puede disfrazarse de diablo, guaricha o capariche,
los tres personajes principales de esta fiesta. El origen de esta celebración
viene desde la época colonial y evoca la rebeldía indígena y mestiza contra la
religión católica. Se disfrazaban de diablos en repudio a las prédicas
sacerdotales y al maltrato físico, económico, psicológico y moral que recibían
por parte de los españoles.
Según la leyenda popular, los habitantes del barrio Marcos
Espinel acudían a cortejar a las mujeres de Tunguipamba. Los padres y hermanos,
molestísimos al enterarse de tal afrenta, querían dar un escarmiento a los
galanes y, por ello, no encontraron mejor manera que aprovechar la oscuridad y
disfrazarse con máscaras con cuernos, como acólitos del diablo.
La creencia popular cuenta, además, que quienes se visten de
diablos en Píllaro tienen que hacerlo durante siete años consecutivos, porque
caso contrario pueden ocurrirle cosas extrañas. La Diablada fue reconocida como
Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador en enero del 2009.
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